Mas allá de los Beatles, de la repercusión que supuso su música, y de su posterior carrera en solitario, John Lennon ha sido uno de los principales iconos mediáticos del siglo pasado. Adelantado a su tiempo, su influencia social y política también va más allá del mero legado musical.
David Foenkinos (París, 1974), licenciado en Letras por la Sorbona y con formación como músico de jazz, plantea en “Lennon” (Ed. Alfaguara 2010) un brillante ejercicio para acercarse a la figura del mito de la música y, al mismo tiempo, a la cotidianeidad del hombre.
La estructura de esta biografía apócrifa se plantea a partir de unas hipotéticas sesiones de psicoanálisis que Lennon habría mantenido entre septiembre de 1975 y diciembre de 1980 en las que refiere de forma lineal los principales acontecimientos de su vida. En esos últimos cinco años en los que transcurre la novela, el músico de Liverpool apenas tuvo presencia pública, pasando la mayor tiempo dedicado al cuidado de su familia, en particular a su hijo pequeño, Sean.
El hilo conductor de la novela de Foenkinos es un monólogo interior que se extiende a lo largo de las dieciocho sesiones con su psiconalista, otro vecino del edificio Dakota, hasta el día previo a su asesinato. En estas sesiones, el propio Lennon recorre todos los acontecimientos más importantes de su vida, revelando una personalidad compleja, repleta de paradojas y contradicciones.
La apuesta de Foenkinos, en un principio, me pareció arriesgada porque sobre la obra y vida del músico de Liverpool se han escrito infinidad de libros y, especialmente, por el uso continuo del monólogo interior. Mantener la voz de Lennon como único narrador, en primera persona, de principio a fin, no es sencillo. Además de la dificultad añadida en la búsqueda del equilibrio entre una interpretación objetiva de los hechos y la admiración del propio Foenkinos hacia la obra de Lennon.
Como biografía es esencialmente rigurosa y va repasando los hitos de la vida del músico. No obstante, también hay que destacar que en ocasiones se toma la licencia de interpretar determinados acontecimientos, poniendo voz libremente a sentimientos y emociones que hubieran podido pasar por la cabeza del artista. Sentar en el diván a uno de los personajes musicales más conocidos y de los que más se ha escrito y utilizar su propias palabras, encierra muchas dificultades, la principal de verosimilitud: ¿suena real ese Lennon que nos cuenta su vida y va desgranando filias y fobias al psicoanalista en el diván del Dakota?
En mi opinión sí lo es. Detrás de una profunda investigación -como apuntábamos con anterioridad, como biografía es rigurosa-, la novela atrapa, se lee con facilidad y la voz del músico, el punto más complicado de resolver, suena creíble en la mayor parte del relato.
La vida de John Lennon es una sucesión de contratiempos emocionales. Siendo solo un niño es abandonado por sus padres, que mantenían una relación de idas y venidas en una familia desestructurada, por lo que es su tía Mimi -la hermana mayor de la madre- y su marido George, quienes quedan a su cargo para procurar una estabilidad familiar y emocional al joven Lennon. La ausencia de la figura materna, esquiva y deseada, y la búsqueda constante de su reconocimiento, acompañarán a Lennon a lo largo de toda su vida. Ya adolescente, cuando comenzaba con sus primeras incursiones musicales y más fluida era la relación con su madre, ella fallece en un accidente de tráfico sumiendo a Lennon en el desamparo.
Julia era magnética para su hijo. También lo habia sido para Alfred, padre de Lennon. Emocional e impulsiva, con un sentido del humor muy ácido, Julia también tenía talento artístico. Fue quien enseñó a su hijo John a tocar el banjo y el ukelele. Le apoyaba en sus primeras composiciones y acudía a todos sus conciertos. Su tía Mimi regaló al joven Lennon una guitarra acompañada del siguiente mensaje: “La guitarra está bien como hobby, John, pero nunca te ganarás la vida con ella”. Sin embargo, Julia siempre fue un apoyo y fuente de inspiración en el desarrollo artístico del Beatle. En cierta medida, su musa. El accidente que acabó con la vida de su madre, con solo 44 años, fue un punto de inflexión para Lennon, que en aquel momento estaba a pocos meses de cumplir la mayoría de edad. Nunca pudo superar esa pérdida. La rabia incontenida en su edad adulta se relaciona con la falta de afecto durante la infancia y la frustración, siendo ya adolescente, por la muerte de Julia.
El hilo conductor de la novela de Foenkinos es un monólogo interior que se extiende a lo largo de las dieciocho sesiones con su psiconalista. En ellas, el propio Lennon recorre todos los acontecimientos más importantes de su vida.
Si la infancia fue difícil, y la adolescencia más, en la madurez pasa por un matrimonio secreto, que resulta fracasado, y un hijo no deseado al que no pudo prestar la suficiente atención ención -como a él mismo le había sucedido-, ante su inminente proyección mundial como líder de los Beatles. Posteriormente llegaría su segundo matrimonio, hipermediático, con Yoko Ono. Siete años mayor que él, sigue presente, también en esta relación, la misma búsqueda de afecto por parte del niño abandonado.
Su compleja y vulnerable personalidad se construye sobre los problemas familiares, inseguridades (el disco Help!, de 1965, era realmente un grito de socorro real, y Lennon atravesaba por una depresión en las sesiones de grabación del álbum), arranques desatados de ira y el peso de una fama de alcance mundial. Ya iniciada su relación con Yoko, las drogas también toman un peso cada vez más determinante en su comportamiento. Consumidor de marihuana y LSD, es a partir de 1968, con Yoko, cuando se hacen dependientes de la heroína (su canción Cold Turkey, habla de ello). Ya en la década de los 70, durante el tiempo que estuvo separado de Yoko viviendo en California, en lo que se conoció como el “fin de semana largo”, también hizo un uso intensivo del alcohol.
Los Beatles y la vida en banda fueron una válvula de escape ante la necesidad de no estar solo. Lennon se caracterizó por ser una persona crítica consigo misma -incluso con su propia voz-, pero no necesariamente modesto. Y muy alejado de la idolatría en torno a los Beatles y a su propia persona, que no le interesaban en absoluto. Entre sus enormes contradicciones destaca principalmente la evolución de su comportamiento agresivo y temperamental hacia su papel como activista por la paz.
La biografía apócrifa de Foenkinos da más peso a la persona que al ídolo, y es contenida en sus interpretaciones y el uso del monólogo interior. Es muy recomendable tanto para neófitos que se acerquen por primera vez al recorrido y peripecias vitales de Lennon, así como para aquellos que ya conozcan más de la vida del músico de Liverpool. Su estructura temporal lineal también permite acompañar la lectura con la escucha de los distintos álbumes de los Beatles y trabajos en solitario.
En resumen, más allá del mito y la leyenda de Lennon como artista, se presenta una persona con una sensibilidad extrema, capaz de escribir temas maravillosos y memorables en el imaginario colectivo de millones de personas durante décadas, pero, a su vez, víctima de unas circunstancias vitales muy dolorosas que le acompañaron a lo largo de su corta existencia.
¿Cómo hubiese sido su obra artística sin esa carencia de afecto que arrastraba desde la infancia? ¿Cómo hubiese sido su obra posterior a 1980? Foenkinos afirma que, hoy por hoy, Lennon podría ser un político relevante. Quién sabe… lo que sí resulta indudable es que su capacidad para comunicar y emocionar se mantuvo intacta desde los primeros éxitos con los Beatles hasta su último álbum, Double Fantasy, publicado tan solo tres semanas después de su muerte. Seguramente hubiese seguido sorprendiendo. Reinventándose. Como ya había hecho una y otra vez. (Just Like) Starting Over.