Bebo cerveza, Me fumo un porro, Tomo anfetas, Pero me aburro
Cojo a mi nena, Le doy un beso, Le echo un polvo, Pero me aburro
….
Llega el Domingo, me voy al Rastro, me llueven hostias, pero me aburro
Soy un tipo aburrido, no soy nada divertido
Soy un tipo aburrido y me voy a suicidar.…
KAKA DE LUXE
Son estrofas de la canción Pero Me Aburro de Kaka de Luxe, el grupo Punk precursor de varias de las más importantes bandas New Wave españolas. Fue escrita en 1978 y mostraba en el habitual estilo sarcástico de la banda el consabido nihilismo defendido por algunas bandas Punk como los Sex Pistols.
Frente al desenfado de los Kaka, el circunspecto Ramoncín, otro ¿ejemplo? del primigenio Punk hispano, cantaba así en Putney Bridge, una canción que publicó en 1980:
Si muere Dreck se estremece la ciudad
Si muere Lennon en quien vas a confiar
Han dejado juntos de luchar
Si arde el metro no lo vamos a apagar
Si Londres revienta donde vamos a mirar
Ya no queda tiempo para amar
He dejado Putney Bridge atrás
Si muere el rock como vas disfrutar
Si muere el punk con quien vas a pelear
El Rey del Pollo Frito contra los Pegamoides
A pesar de su supuesta afinidad musical y generacional, Ramoncín tuvo poca afinidad con la mayor parte de la gente de la Nueva Ola. En más de una ocasión saltaron chispas entre ellos. Por ejemplo, en un concierto en El Sol -con motivo de la presentación de un libro Paco Umbral-, Alaska y Los Pegamoides fueron invitados a tocar en directo. Y viendo a Ramoncín entre el público -le gustaba estar en lo saraos con intelectuales- le dedicaron una ofensiva canción en la cual venían a decir que estaba acabado. Indignado ante las burlas, “El Rey del Pollo Frito” lanzó su copa de cristal contra Alaska. Pero no acertó y el vaso se estrelló en la batería de Eduardo Benavente, que soltó las baquetas y saltó sobre Ramoncín. Su novia intentó ayudarlo y también las llevó, porque Ana Curra y Alaska se fueron a por ella y se liaron todos a hostias.
Hay otra tangana famosa de Eduardo Benavente cuando estaba en Los Escaparates que empezó a soltar golpes con la barra del micro. Fue en la Sala Carolina, otro local mítico de la época. Los de Radio Futura que andaban por allí, increparon al grupo de Eduardo: “Sois unos macarras y vais a acabar muy mal”, les dijo indignado Santiago Auserón.
¿Violencia o Diversión?
Los grupos de la época describían en sus canciones los avatares de aquella “vibración”, incluyendo sus aspectos lúdicos –la música, la diversión, las relaciones– y los conflictivos: choque generacional, adicciones, frustraciones o la violencia explícita. Y es que, con frecuencia, las diversas tribus urbanas se enfrascaban en tanganas para dirimir su rivalidad. La New Wave no carecía de nada y las trifulcas formaban parte de aquel colorido, de aquella agitación, que buena parte de la juventud vivió con mayor o menor intensidad.
Arde la calle al sol de poniente,
Hay tribus ocultas cerca del río
Esperando que caiga la noche.
Hace falta valor, hace falta valor,
Ven a la escuela de calor
Escuela de Calor – Radio Futura
Hay Pelea, de Ejecutivos Agresivos, es más explícita aún. Una canción que trata con desenfado aquellas reyertas entre las distintas tribus que formaban la escena Rock de la época. Uno de sus miembros, Jaime Urrutia (posteriormente en Gabinete Caligari), vivió en carne propia las peleas con otro célebre ícono de la época. Y es que Jaime Urrutia y Jorge Martínez –Los Ilegales– se aborrecían. Este último, contaba en un programa de Radio 3, uno de aquellos episodios entre ambos:
Una noche, a principios de los ochenta, estaba yo en el Rock-Ola y se me acercó Urrutia. Intercambiamos unas palabras poco corteses y Urrutia me echó un escupitajo en la copa. Entonces le metí una buena hostia, porque no me gusta el Whisky con escupitajos (Jorge “Ilegal” Martínez)
Hay Pelea – Ejecutivos Agresivos
La rivalidad de las diferentes tribus urbanas se basaba en códigos simples y directos. La prevalencia de su estilo musical frente al resto, los territorios y zonas de la ciudad en los que se instalaban y el rechazo a que otras bandas invadiesen sus calles y sus bares. Aunque después, los pandilleros coincidían en los lugares mas emblemáticos: El Pentagrama, El Sol, Jardines, Carolina, Rock-Ola, El Marquee entre otros. Y los domingos por la mañana, muchas veces de “doblete”, coincidían en la zona del Rastro y sobre todo en el mítico bar La Bobia. Las peleas surgían con facilidad entre el personal que frecuentemente iba hasta las cejas.
La rivalidad entre bandas originaba tanganas organizadas y buscadas. Pero la mayor parte de las peleas eran casuales. Fruto de una agitación generacional, colectiva a veces, individual siempre. Tuve algún episodio personal, como una tarde por la zona de marcha en Oviedo. En el Colegio Mayor a nuestra pandilla nos llamaban los Mods. Oíamos mucho Rock de los sesenta y sobre todo New Wave. En realidad no éramos Mods pata negra y tampoco nos hacía falta limitarnos. El caso es que yo iba con Gonzalo «Pinueve», y nos cruzamos con un Punk. Le grité «Hey Punk» y sin mediar palabra se lanzó sobre mi cogiéndome de sorpresa. Caímos al suelo. Pensé que me iba a machacar, pero conseguí neutralizarlo y le solté un cañonazo – empate a uno- entonces nos separaron. El Punk siguió su camino y nosotros nos fuimos a la Santa Sebe, el bar de la mujer de Tino Casal, donde ponían una música cojonuda y estaba siempre a tope.
Punks contra Heavies
Aunque “sensu stricto” no pertenecían a la Nueva Ola, algunos «Heavies» también se sentían atraídos por la Movida y en ocasiones se dejaban caer por conciertos y bares nuevaoleros. Eso sí, con cierto aire de desprecio hacia “los Poppies” y a veces buscando bronca. Sobre todo, contra los Punks, con quienes peor se llevaban.
Como en el concierto de las Fiestas de San Isidro de 1986. El cartel incluía varias figuras del Rock patrio de todos los colores –Ramoncín, Orquesta Mondragón, Gabinete Caligari, Los Secretos, Obús, La Polla Records, El Último de la Fila y otros– y una superbanda británica, The Kinks, a quienes vi en aquel Rockódromo de la Casa de Campo, y días después, de nuevo, en un anfetamínico y grandioso concierto en Xixón. El caso, es que la organización cometió el error de poner el concierto de Obús -un grupo Heavy- justo después de una banda de Punk Radical como la Polla Records. Hubo una multitudinaria pelea entre tribus Punks y Heavies que se saldó con más de veinte heridos.
Mods contra Rockers
Para buena parte de la gente de la Movida Nuevaolera, la cosa era meterse… anfetas, heroína, alcohol, hostias… o lo que fuese. A veces todo ello. Tenía un nombre: “Ir de Desfase”
Aunque los Punks, los Skinheads y otras tribus también se arreaban, las tanganas entre Mods y Rockers fueron las más famosas. Y es que tenían su origen en las míticas peleas de las ciudades británicas de mitad de los sesenta, especialmente las acaecidas en Brighton en 1964, recogidas en la película Quadrophenia. La película, estrenada en 1979, narra la escena Mod en sus años álgidos, algunas de las mejores bandas británicas eran Mods (The Who, Small Faces, Yardbirds, The Zombies…) o coqueteaban con lo Mod –The Beatles, The Kinks o incluso los Rolling Stones- (Se describe detalladamente en los artículos Actitud, Energia y Estilo. Música y Cultura Mod)
El film expone sin tapujos el triángulo Sex, Drugs and Rock and Roll, que servían de válvula de escape a buena parte de la juventud británica. Y como complemento a ese paradigma, las trifulcas multitudinarias que durante meses sembraron la inquietud en el Reino Unido. Las playas de Brighton y otras ciudades británicas fueron escenario de las míticas peleas que la película refleja. Rockers y Mods hostiándose a base de bien. Al final, el protagonista, ofuscado por frustraciones y desencantos, lanza al acantilado la flamante Lambretta de “El As de Oros” (Sting), “el face”, el líder Mod. Y es que éste, no es más que un servil y patético botones de un hotel.
Quadrophenia supuso un fuerte empujón para el Revival Mod hasta convertirse en una de las corrientes claves de la New Wave y Post-Punk. Aparecieron decenas de grupos que mezclaban Punk-Rock, Power-Pop, Ska, Reggae o Soul. The Jam, The Circles, Protex, Seventeen, Small Hours, The Specials, The Act, Motors, Ronnie Mayor, The Quads, Resistance, Jimmy Edwards, Purple Hearts, The Lambrettas, Secret Affair, Squire…y muchos más. En España también surgieron unas cuantas. Madrid, Barcelona, Gijón o León tuvieron una tradición Mod notable.
Pelea Mods-Rockers reproducida en Quadrophenia
Aquí no hay playa… pero hay Rastro
En aquel periodo de 1977 a 1985, Madrid y otras ciudades se equipararon musicalmente con el Reino Unido y USA. Salvando las distancias claro, porque el bagaje histórico que había en la escena anglosajona en esto del Rock, era infinitamente superior al español y eso se notaba en la cantidad y calidad de las bandas -jamás he visto a un grupo británico que sonase mal-, pero el movimiento musical patrio compartió códigos y raíces muy similares. New Wave en el mundo anglosajón, Nueva Ola en España (después La Movida). Las bandas proliferaban por todos los rincones, había un número inimaginable de conciertos. Bares y locales con una música de puta madre. Las ciudades se llenaron de color, ritmo, anfetaminas, heroína y peleas. Mods, Rockers, New Romantics, Punks, Skins, Siniestros y otras tribus. Madrid no tenía playa como Brighton, pero estaban el Rastro y otros lugares donde hostiarse a base de bien. Entre las pandillas de Rockers había algunas que destacaban por violentas: Los Franceses o Los Breakers fueron dos de las más distinguidas. Otras, como los Cammel Boys eran pandilleros Mods, igualmente pendencieros.
El Rock-Ola
Una cazadora ensangrentada
Normalmente las peleas se saldaban con algunos rostros ensangrentados, costillas magulladas y carreras por los callejones de la ciudad. Hasta que una noche de marzo de 1985, frente al Rock-Ola, un nuevo enfrentamiento entre Mods y Rockers se saldó con la muerte de uno de estos –Demetrio Lefler-, un chico que aún no había cumplido los veinte. Dicen que Lefler había esgrimido la navaja con la que quería enfrentarse a los Mods, y que uno de ellos se la arrebató y lo apuñaló varias veces, causándole la muerte. Un cuerpo inerte sobre el frío suelo de la noche madrileña, una chupa de cuero ensangrentada. Triste e inesperado colofón de una época colorida y vibrante. Poco después, el Rock-Ola echaba el cierre y la escena Nuevaolera, herida de muerte, se apagaba víctima de sus excesos y su romántica intensidad.
Las ciudades se llenaron de color, ritmo, anfetaminas, heroína y peleas. Mods, Rockers, New Romantics, Punks, Skins, Siniestros y otras tribus. Madrid no tenía playa como Brighton, pero estaban el Rastro y otros lugares donde hostiarse a base de bien.
“Deportivamente, Sin Acritud”
Vuelvo otra vez a referirme al irrepetible Jorge Ilegal, uno de los personajes más carismáticos que haya dado el Rock en este país. Él ya estaba en la música antes de la Nueva Ola, la ha sobrevivido y aún sigue dando caña. Pero formó parte de aquel movimiento -Punk, Rock and Roll, Ska-, Los Ilegales “le daban a todo”. Jorge era una especie de apóstol del “desfase” pero lejos de su imagen pública, era un tipo romántico según me contaba una novia suya de aquella época. Se decía que Jorge se paseaba por las calles de Madrid, Gijón y Oviedo con un bate de beisbol o un stick de hockey. ¿Deportista o guerrero? Más bien esto último, igual que su antepasado –Pedro Menéndez de Avilés– “El Conquistador de la Florida”. Además de su enfrentamiento con Jaime Urrutia, también se “curró” con Fernie, otro miembro de Gabinete (entró a su camerino y le metió un “cañonazo”), con gente de Desechables o con García-Alix, uno de los emblemáticos fotógrafos de La Movida.
Los Ilegales cantaban ¡Heil Hitler! y Gabinete Caligari comenzaban sus conciertos proclamando “Somos Gabinete Caligari y somos Fascistas”. Estaban hechos los unos para los otros. En una reciente entrevista, Ana Curra (Pegamoides, Parálisis Permanente, Seres Vacíos) lo describía como un simple juego y provocación sin importancia. El propio Jaime Urrutia decía los siguiente:
Éramos la generación del punk. Mamamos de los «Sex Pistols» y de esa generación que se supone que eran unos perdedores, que no había nada que ganar. Nos pilló eso. Y el rock tiene que ser provocación, tener dosis de mala hostia y salvajismo.
Queridos Enemigos
Ahora, Jorge Martinez y Jaime Urrutia están más calmados, hablan bien uno del otro y se sientan a tomar algo sin machacarse “el careto”. Jorge recuerda a toda la gente con la que se pegó en aquellos años vibrantes, cuando aterrizó por el Madrid de principios de los ochenta. “Yo qué sé, a hostias no quedan rencores. Éramos jóvenes. Estas cosas de pegarse y luego tan amigos… en Madrid quizás se entendían peor. En Asturias, tú vas a una fiesta de prau, en Cangas o en Tineo… si sales y no hay pelea se considera una noche perdida”
Los Hijos de la Gran Puta
Jorge quería que la banda se llamase Los Hijos de la Gran Puta. Pero, prudente por una vez, optaron por Los Ilegales. Un grupo de variopinto adn: Rockers habitualmente, Punkies por momentos e incluso Mods (por su afición a las anfetas o a destrozar guitarras a los Pete Townshend). Probablemente sean la banda que más canciones ha dedicado a violencia, peleas, drogas y conflictos tribales como eco de una generación y una forma de vida.
Cansados de guerras solitarias,
Hoy los chicos se juntan en el parque,
Llevan los colores de guerra,
Y zapatos deportivos.
Revuelta juvenil en Mongolia,
Suenan las alarmas de la farmacias,
No hay escaparate que se resista,
La policía con dolor de estómago.
Revuelta Juvenil en Mongolia – Ilegales
Cómo me gustan las anfetaminas
por la mañana cuando voy a la oficina.
No soy moderno, no esnifo cocaína
me revienta esa tonta medicina.
Regreso al boom
Dextroanfetamina – Ilegales
Hippies,
no me gustan los hippies.
Hippies,
no me gustan los hippies.
Hay una cosa que se llama jabón
mata los piojos y te quita el olor
¡Heil Hitler!
Nazis,
simpáticos los nazis.
Nazis,
conozco muchos nazis.
En la noche alemana,
los judíos rezan
¡Heil Hitler!
Rockers,
que pasa con los rockers.
Rockers,
yo soy un rocker.
Diez años de lucha solitaria,
son suficientes para reventar.
¡Heil Hitler! – Ilegales
Tiempos nuevos, tiempos salvajes
Toma un arma, eso te salvará
Levántate y lucha
Esta es tu pelea
Levántate y lucha,
No voy a luchar por ti.
Tiempos Nuevos, Tiempos Salvajes – Ilegales
¿Una Generación Violenta?
Aquella era una violencia “amateur”, una manifestación más de lo que alguien definió como las “urgencias juveniles” del momento. Era parte del “Desfase” de una generación que sabía que aquí se cocía algo grande. Las calles y bares de ciudades españolas se equiparaban con la escena Rock de los países con solera. Y las tribus y su deseo de prevalencia eran parte fundamental de aquella vibración.
Por cierto, no he comentado la cantidad de veces que dentro de un mismo grupo, sus miembros se atizaban. En otro artículo será.
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¡Gracias!
El As de Oros