El 20 de mayo de 1985 se produjo en los Sound City Studios de Los Ángeles la mayor reunión de melenudos conocida hasta la fecha. Cuarenta músicos del universo metálico estaban citados por Ronnie James Dio para grabar un tema benéfico que se iba a titular “Stars”.
Eran los años de “We Are the World”, “Do They Know It´s Christmas” y Live Aid, el momento en el que la humanidad parecía haberse dado cuenta de lo que estaba pasando en África. Bob Geldolf y Midge Ure, a un lado del Atlántico, y Harry Belafonte, al otro, montaron sus grandilocuentes proyectos, amontonando estrellas de los más variados estilos, pero con la notable ausencia de representantes del hard rock y del heavy metal. Quién sabe si por la mala fama de salvajes que compartían artistas y seguidores, o por lo difícil que era hacerles encajar en el almibarado mundo de los temas benéficos, pero por allí no estaban.
Jimmy Bain y Vivian Campbell, miembros de la banda de Dio, fueron conscientes de esa falta de contribución y se convirtieron en los padres de la historia. Compusieron la canción “Stars” e insistieron a su jefe para ponerle letra y empezar a hacer llamadas para sacar adelante el proyecto. Dio los escuchaba receloso (estaba en mitad de unas sesiones de grabación) pero terminó dejándose convencer por su mujer, Wendy, y consiguió a su vez que se sumase el quizás más mítico de los vocalistas metálicos: Rob Halford de Judas Priest.
El hype estaba creado y el proyecto empezó a tomar forma.
EL DÍA DE GRABACIÓN
La reunión, por fin, se llevó a cabo en el mencionado día. Se trataba de grabar una canción con ocho voces principales, treinta personas en los coros y, por supuesto, el solo de guitarra más épico que conociese la humanidad, tocado por trece guitar heroes del momento:
El día se convirtió en un desfile de representantes de las bandas del momento: W.A.S.P., Iron Maiden, Journey, Motley Crüe, Quiet Riot, Dokken, Twisted Sister, Ozzy Osbourne… Algo que, visto desde fuera, podía parecer una reunión natural de colegas cuando, en realidad, la mayoría se estaban viendo las caras por primera vez. Geoff Tate, todavía en busca del éxito con Queensrÿche, era uno de los vocalistas principales del tema, y pasó un mal rato al contemplar la cantidad de rostros famosos del movimiento que le observaban desde la cabina mientras cantaba.
«Durante las primeras horas, creo que la mayoría de nosotros estábamos viendo a cada uno de la misma manera en que nos retrataban en las revistas de rock. Una vez que bajamos la guardia, la sensación fue tremenda», decía Halford.
La situación era aún más tensa entre el gremio de los guitarristas, que entonces se trataban como pistoleros convencidos de ser más rápidos que los demás, todos mirando de reojo al engreído Yngwie Malmsteen. Dave Murray y Adrian Smith de Iron Maiden interrumpieron su gira para volar hasta allá:
–Llegamos y le dije a Dave, «no quiero competir con todos estos virtuosos». Vivien Campbell e Yngwie Maalmsteen estaban allí y yo pensaba, “madre mía”- recordaba Smith.
Afortunadamente, el choque de egos y las suspicacias iniciales fueron quedando atrás y se impuso el sentimiento de grupo, aspecto que es visible en el videoclip, que arranca con imágenes de la llegada de los músicos más bien sobrias y termina con la impresión de que la fiesta está a punto de desmadrarse.
Smith nos ofrece una mirada entre bastidores para descubrir otros elementos no visibles en el vídeo que también contribuyeron a crear camaradería: “Era como una escena de una película de rock. La sala de control estaba llena de groupies. Debía haber como 30 personas en la sala mientras intentábamos trabajar, y lo odié. Tías, gente fumando canutos… muy de la vieja escuela”.
Hubo que moverse a los A&M Records Studios al día siguiente para terminar el trabajo. Los ecos de sociedad sobre la sesión previa resonaron por toda la L.A. rockera y muchos oportunistas intentaron sumarse el segundo día (como Tommy Lee de Motley Crüe), pero Dio les dio con la puerta en las narices.
CAOS Y CORRUPCIÓN EN ÁFRICA
El resultado final estaba completamente alineado con las expectativas. “Stars” era el pepinazo que todos esperaban, alejado del tono empalagoso habitual e invocando a la comunidad metálica internacional a unirse a luchar contra la injusticia.
El plan era sumarle un puñado de temas en directo cedidos por numerosos artistas (Kiss, Scorpions, Rush…) y editarlo todo rápidamente, pero entonces llegó la inevitable pesadilla legal de conseguir los derechos de todos los sellos implicados y el disco no salió hasta el 1 de enero de 1986.
Mirando en retrospectiva, ese periodo de descanso les vino muy bien. Fue un tiempo extra para identificar todas las barreras de caos y corrupción a las que se estaban enfrentando proyectos benéficos anteriores y poder elegir una estrategia diferente. En lugar de enviar dinero que iba a los bolsillos de los de siempre o comida que se quedaba podrida en los barcos, lo recaudado se utilizó para comprar maquinaria agrícola y enviarla a los poblados.
Wendy Dio calcula que la fundación Hear N´ Aid llegó a recaudar más de 3 millones de dólares.